El muy cabrón sabía muchas cosas,
pero se nos olvidó
cómo cuidar y mantener el amor.
recuerdo
cuando tuvimos sexo
en aquella playa,
en la que parecía que las sirenas reposaban a la partida del sol.
Ojalá lo pudiera haber grabado, aunque en mi memoria
desde luego que ahí se quedó.
Un tipo apareció
y nos vió,
nos alumbró con una linterna,
se marchó de inmediato.
-Yo me hubiera quedado-
Hizo cómo si hubiera visto una de esas sirenas
que reposaban a la partida del sol,
pero como si fuera algo lógico contemplarlo todos los días.
y es que posiblemente
yo deje caer el canto
que atrae a los marineros,
todo por que el momento
iba viento en popa,
y a mí
me tenía apoyada
en pompa, en aquella enorme roca.
Ninguno de los dos llegó a correrse,
pero a veces
lo más bonito
se disfruta apreciando el camino,
siguiendo la marea
que te lleva a romper en la orilla.
habiendo disfrutado del trayecto,
y sabiendo que habrán más oportunidades para hacer el amor.
Ese día el fue mi marinero,
y yo guié el camino
con mi canto de sirena.
luego cada uno siguió rutas distintas.
la última época juntos se mantuvo por cariño,
y por el sexo tan maravilloso
sentido que compartíamos.
¿en realidad cuándo acabó?
posiblemente
cuando prefirió seguir
con su novia actual.
fue la mejor decisión.
Porque encima para ese entonces
ya ni cuidábamos el amor
ni follábamos.
a veces si seguimos haciendo el amor…
sembrando paz en nuestro interior.
Solo para aquellos que se atreven a explorar lo prohibido…
Presentando la Membresía Única de Ganeva.
Entiendo tus preocupaciones. La discreción es clave en cada paso.